Introducción
La administración de antibióticos por vía inhalatoria supone el acceso directo del fármaco a la mucosa bronquial y al epitelio alveolar, con las consiguientes ventajas:
– Concentraciones elevadas de fármaco en el foco de la infección.
– Escasa absorción y redistribución sistémica: poca afectación de la flora bacteriana de otros órganos, disminución de las interacciones farmacológicas, escasa generación de resistencias bacterianas, menor tasa de efectos secundarios.
– Reducción del uso de antibióticos por vía parenteral.
Indicaciones
La administración inhalada de antibióticos se emplea fundamentalmente en pacientes con fibrosis quística, bronquiectasias, infección activa por micobacterias no tuberculosas, inmunodeprimidos o en neumonías asociadas a ventilación mecánica, sin embargo, las indicaciones para aquellos pacientes que no cumplan lo expuesto anteriormente no están claramente establecidas, por lo que se debe valorar de forma individualizada y bajo supervisión de un médico especialista.
¿Qué antibiótico administrar?
Los ensayos clínicos o estudios que avalan el uso de antibióticos por vía inhalatoria son escasos, con recomendaciones débiles y evidencia de baja calidad. Existen pocas especialidades farmacéuticas específicamente formuladas para su administración inhalatoria. Para la administración de antibióticos en solución por vía inhalatoria, cuando no existe una presentación comercial adecuada para administrar por dicha vía, se utiliza el fármaco como materia prima o en la especialidad comercial por vía intravenosa reconstituida o diluida con agua para inyección (API) o solución salina fisiológica (SSF) según la estabilidad físico-química del fármaco, osmolaridad y pH de la solución. La dosificación de los antibióticos vía inhalada puede ser diferente en pacientes con o sin ventilación mecánica.
Al seleccionar un antibiótico para administrarlo nebulizado, se deben tener en cuenta las siguientes características:
– Debe ser soluble en solución y poder administrarse como aerosol.
– Preferiblemente tener actividad bactericida concentración-dependiente.
– Permanecer activo una vez llega a los pulmones.
– Mínima absorción sistémica.
– No ser perjudicial para la superficie de la vía aérea.
– No alcanzar concentraciones altas en pulmón cuando se administra vía sistémica.
Propiedades fisicoquímicas óptimas para un fármaco inhalado
– pH: 4,5- 8,7
– Osmolaridad: 150-550 mOsm/Kg
– Contenido de sodio: 77-154 mEq/L
– Concentración cloro: 31-300 nM.
Volumen óptimo de la solución a nebulizar: 4-5 mL.
Tamaño óptimo de partículas en aerosol: 1-5 micras.
Aspectos fundamentales para la administración
- Solución del fármaco y volumen a administrar adecuados.
- Selección del nebulizador y del compresor que genere el mayor porcentaje de partículas respirables que son las que tienen un tamaño entre 1-5 µm.
- Inhalación efectiva por parte del paciente: se recomienda que se administre habitualmente mediante una pieza bucal en los adultos y mascarilla en los niños.
- Estado de la vía aérea: lo más limpia posible, se recomienda el uso de broncodilatadores y la realización de fisioterapia previamente.
Tipos de nebulizadores
Existen dos tipos de nebulizadores que se usan habitualmente para la administración de antibióticos vía inhalada, los de tipo jet o de chorro y los de membrana o malla vibrante. Estos últimos son los más eficientes en cuanto a liberación de fármaco en los pulmones (40- 60% de la dosis inicial), dejando un mínimo volumen residual de fármaco en el dispositivo y permitiendo, además, acortar el tiempo de nebulización. Otras ventajas de los nebulizadores de membrana vibrante son: generación de partículas homogéneas de diámetro adecuado, no provocan aumento de la temperatura por lo que evita la degradación del fármaco, buena sincronización con el ventilador, son portátiles y menos ruidosos.
Es importante tener en cuenta la contaminación ambiental en el medio hospitalario por la generación de aerosoles. En caso de ser necesario, se pueden colocar filtros antibacterianos y antivirales.
Efectos secundarios
En cuanto a los efectos secundarios, son locales y aparecen en un 10-20% de los casos. Puede aparecer tos, disnea, mal sabor de boca, dolor de garganta, provocar o exacerbar una hemoptisis y broncoespasmo.